"Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido”

El club de los poetas muertos.

Verá, mi pequeña Amelie, usted no tiene los huesos de cristal, podrá soportar los golpes de la vida, si usted deja pasar esta oportunidad con el tiempo su corazón se ira haciendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A que espera? ande, vaya a por él.




Somos lo que somos cuando nadie nos mira.

Finales felices.

Se colocó frente a él contoneándose sin apenas ritmo, provocándole. Él se abalanzó sobre su cuello llenándolo de saliva y mordiscos mientras le apretaba los pechos y pellizcaba sus pezones. Ella se dejaba hacer. Le gustaba, le encantaba aquel hombre de patillas y tupé engominado. Contenía la respiración, hacía chocar su vulva humedecida contra su sexo duro y tenso, ansioso por escapar de unos calzonzillos a punto de reventar. Respiraban desacompasados, uno encima del otro, sudando, encendiéndose con las manos. La empujaba contra la cama con cada embestida y ella contesta con un profundo gemido, pidiéndole más, casi suplicándole que no parase. Se mordía los labios intentando ahogar los gritos de placer, retorciéndose bajo el peso de su cuerpo, sintiéndose deseada, querida. Se agarraba a su espalda, le arañaba. No podía contener más los gritos cuando sintió su barba rozándole los muslos seguida de su lengua, haciendo sonar el cascabel de su coño, llevándola al único final feliz que conocía: el orgasmo.
Algún día alguien te querrá como yo,
pero jamás nadie va a escribirte como yo lo hice.

Deber o no deber.

Debería estar hablándote y no escribiéndote/ 
debería besarte más a menudo e imaginarte menos/ 
debería un poco menos y hacer un poco más.

Poema sin título

Allá donde acaban mis manos
empieza tu pecho.
Mis suspiros peinan tu pelo,
mi boca lava tu sangre.
Con mis cabellos coso tu herida,
con palabras te hago mío
entonces cuando
entre mis manos te tengo,
cuando juegan mis dedos
en tus costillas,
cuando tus labios no tienen
otro dueño que los míos,
entonces
ya no te quiero.

Recuerdos de verano

Como buenas soñadoras, una vez mas, caímos en redes de afrodita, y volvimos a hacer de un chico, un objeto de sueños, y derroches de locura, amor, y sueños estando despiertas.
Volvimos a recordar el fuego de deseo, que quema en la piel, mientras refresca en el corazón. De nuevo, como tantas otras veces, nos atrevimos a atrevernos, a vivir, y a desenvolvernos. 
Ni si quiera sabíamos sus nombres, pero ya sonábamos con amores de verano. Con el aroma de su piel en la nuestra, y sudábamos cada vez que los veíamos a través de nuestra ventana. La misma ventana por la que dejábamos escapar suspiros al recordar sus nombres, y risas al imaginar como seria un segundo junto a ellos. 
Los días pasaban entre horas haciendo guardia en la ventana para volver a reír con su aparición, entre momento de piscina contemplando sus torsos desnudos al sol, riéndonos tontamente, intentando llamar su atención, buscando excusas para pasar unos centímetros mas cerca de ellos. 
El de blanco y el de verde; o al menos así los llamábamos nosotras. Solo sonábamos con poder borrar todas las huellas del corazón con ellos. Como si fuesen una capa de pintura que todo lo borrasen, y lo llenasen de color, ya no con su presencia, si no con su simple recuerdo.
Parecíamos unas locas bailando, escuchando canciones de rock y gritando su nombre mientras de un lado a otro nos balanceábamos, como intentando perder el control, para encontrar la calma, un rato después con ellos en nuestras cabezas.
Todo acabará del mismo modo que acaba la lluvia, que se acaba el alcohol en una fiesta, o las canciones bonitas en una noche de amor, pero siempre, siempre tendremos nuestros recuerdos, nuestras tardes en la piscina, nuestros intentos locos y perdidos de hablar con ellos, nuestros gritos locos cada vez que se atisbaban desde la ventana, y nuestras historias inventadas a su lado, pero sobre todo siempre nos quedará que todo eso lo vivimos la una junto a la otra.

Todas las horas pasan esperando ser tu vicio