Algún día, no hoy, y seguramente tampoco mañana, pero alguno, voy a encontrar en quién quedarme. Hacer nido. Acurrucarme. Dejar la armadura abollada en el suelo. Quedarme tan desnuda que se me vean hasta las costillas, Y lo que hay debajo de ellas: besos, vasos, miedos, dudas, sueños, ganas.
Y no me va a dar miedo tener el alma en los huesos.
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