Me duelen los codos y no es de estudiar tu cuerpo.
Que crudo esta siendo este invierno sin tus besos. 
De verdad, no quiero que vuelvas si no me puedes devolver el tiempo que invertí en tu espalda. 
Si pudiera levantaría todas las calles que pisamos de la mano, no quiero dar ni un paso en falso más. No quiero más viajes en coche deseando que tomes el camino mas largo para que tu mano me toque un segundo más. 
Cada vez que escucho tu nombre aprieto los dientes,
dueles más que el vinagre en las heridas, 
casi lo mismo que darme cuenta de que todo fue mentira. 
Si alguna vez construyes un teatro, no le pongas mi nombre, ni por todos los semáforos en rojo del mundo verías mis pies pisando esa tarima. 
Como sonrió desde que te has ido, pero vaya hueco has dejado debajo de mi ombligo.
No volverán estos ojos a colarse en los tuyos, no volverá esta boca a gruñirle a tus miedos, no volverá... 

No volveré.