Inspiración total.

Siguiendo con los textos viejos, ahí va uno que no me acordaba que había escrito, pero que bonito y que profundo. Si es que con doce añitos era de un profundo y de un sentimental... Quién sabe dónde quedó esa niña que escribía lo bonito que le parecía el vuelo de las mariposas.
Ahí va:

INSPIRACIÓN TOTAL, AL FIN 18-11-2009



¿Qué se busca cuando se escribe algo? Cuántas veces habrá salido a flote esta pregunta entre mis pensamientos. Todavía no he encontrado la respuesta que lo defina bien. Al escribir, hay veces que lo hago como vía de escape, para desahogarme. Puede que otros canten, bailen o griten, pero yo escribo. A veces es como una droga: empiezas y no puedes parar, las ideas se acumulan en tu mente una tras otra esperando ser elegidas. Cuando escribes y de repente tienes que parara por algún motivo, tu cabeza se desconecta de ti y se centra en la historia, en escribir mentalmente lineas, párrafos o versos para completar ese texto, en el que siempre pones el mismo entusiasmo, como si fuera la última vez que ibas a poder escribir.
A veces, se escribe para disfrutar, para enseñar a la gente, para emocionar diría yo. Es tan inexplicable ver que alguien a entendido tu texto a la perfección, que ha entendido todo lo que querías expresar, más precioso es aun cuando esa persona que lee atenta algo en lo que realmente pones empeño, algo que te encanta hacer, sonríe mientras lo lee y relee otra vez, y cuando acaba te mira y vuelve a sonreír. Y a veces no dice nada y otras con unas pocas palabras lo dicen todo. Otras veces se escribe para uno mismo, para entender problemas, resolverlos, desahogarse, reflexionar. A veces esto te hace sonreír, otras veces llorar, otras ni siquiera reaccionas. Puede que escribir no se me de bien, pero es lo que más me gusta en este mundo, para nada lo cambiaría por horas frente a un televisor y espero no dejar nunca de escribir a pesar de lo que la gente diga o piense. Tal vez yo le deba la mitad de mis sonrisas a las sonrisas de los demás mientras leen lo que escribo con tantísima ilusión.

Acertijo

¿Cuál es el animal que por la mañana anda a cuatro patas, 
a medio día a dos, 
y por la noche a tres?

Inicios

Como últimamente, entre exámenes que me chupan todo el tiempo, el tiempo que le dedico a teatro y que la escasa inspiración que tengo la uso para escribir la novela, no subo muchos textos, para no tener esto abandonado, voy a subir textos MUY viejos, algunos de mis primeros textos que he encontrado releyendo mis diarios. La verdad, no son ninguna obra maestra, pero como a todos mis textos, sobre todo a los primeros les tengo cariño y me gustan muchísimo por la forma tan poco contaminada por la vida en que los escribía, antes de que se pierdan en un cajón los subo aquí y que los lea quién quiera. No los voy a modificar en absoluto -sólo las faltas ortográficas- , tal cual los encuentre los pondré aquí, así que puede haber muuuuuuuuchos errores de construcción, no me los tengáis en cuenta, que eran mis inicios.

Ahí va el primero:

INTENTO DE POESÍA

Hoy amaneció temprano en mi ventana,
tuve dudas sobre si habrían robado el sol para mi,
después repasé el abecedario
tampoco faltaban letras,
ni vocales ni consonantes,
miré al cielo, era de día,
no había estrellas, quizá eso si,
tal vez las robaste para mi.
Triste sueño que se rompe cuando
la noche cae sobre mi,
las estrellas salieron
para iluminar la noche gris.
No, no robaste las estrellas, ni la luna,
tampoco el sol,
yo ya se lo que robaste,
robaste mi corazón.



Encubierto.

Siempre nos quedarán los sueños, ¿a qué sí?
Si

Utopías

Cómo voy a creer / dijo el fulano
que el mundo se quedó sin utopías

cómo voy a creer
que la esperanza es un olvido
o que el placer una tristeza

cómo voy a creer / dijo el fulano
que el universo es una ruina
aunque lo sea
o que la muerte es el silencio
aunque lo sea

cómo voy a creer
que el horizonte es la frontera
que el mar es nadie
que la noche es nada

cómo voy a creer / dijo el fulano
que tu cuerpo / mengana
no es algo más de lo que palpo
o que tu amor
ese remoto amor que me destinas
no es el desnudo de tus ojos
la parsimonia de tus manos
cómo voy a creer / mengana austral
que sos tan sólo lo que miro
acaricio o penetro

cómo voy a creer / dijo el fulano
que la útopia ya no existe
si vos / mengana dulce
osada / eterna
si vos / sos mi utopía.

PROYECTOS

Os vengo a contar más cosas del libro. ¡¡YA TENEMOS TÍTULO!! La ciudad de la melancolía va a llamarse, y me gusta un montón. Los capítulos, después de estar unas semanas atascados en uno de ellos, empiezan a rodar de nuevo y van viento en popa a toda vela. Ahora estamos metidos de lleno en los capítulos finales que van a ser los mas interesantes y los mas bonitos o al menos a mi me lo parece, ya juzgaréis cuando lo leáis. Otra cosa que me gusta muchísimo es que vamos a terminar el libro con uno de mis poemas favoritos de Mario Benedetti, pero no os digo cual, que sea sorpresa. Como ya os dije, el 31 de Marzo tiene que estar listo para entregarlo en la imprenta, y aunque vamos un poquito justos de tiempo, con muuuuucho trabajo lo conseguiremos. MUA :)

Máscaras del teatro

Me encanta el teatro, y de hecho, mi intención es convertirme en actriz profesional. Las caretas del teatro, símbolo por excelencia del teatro, siempre me han encantado pero no sabía mucho más de ellas que lo típico, que una simbolizaba la tragedia y otra la comedia, así que he estado investigado un poco y he descubierto que las máscaras tienen nombre: Talía y Melpómene, y que estos nombres se deben a las musas de la comedia y la tragedia.

La máscara sonriente debe su nombre a Talía, musa de la comedía  la cual tiene como atributos una corona de hiedra y una máscara sonriente,  mientras que la máscara ¨triste¨debe su nombre a Melpómene, musa de la tragedia, a la que se representa con un cetro y una corona en una mano y en la otra un puñal, y además calza coturnos.


Melpómene

Talía



...pero lo que no saben es que un artista, uno verdadero, 
sufre con cada una de sus creaciones. 
Y, a medida que compone, 
va desprendiéndose de una parte de lo más profundo de si mismo para dejarlo en su obra.


Confesión



Esperando la muerte
Como un gato
Que va a saltar sobre
La cama

Me da tanta pena
Mi mujer

Ella verá este
Cuerpo
Blanco
Rígido
Lo zarandeará una vez y luego
Quizás
Otra:

Hank no
Responderá.

No es mi muerte lo que
Me preocupa, es mi mujer
Que se quedará con este
Montón de
Nada.

Quiero que
Sepa
Sin embargo
Que todas las noches
Que he dormido a su lado

Incluso las discusiones
Más inútiles
Siempre fueron
Algo espléndido

Y esas difíciles
Palabras
Que siempre temí
Decir
Pueden decirse
Ahora:

Te amo.

Charles Bukowski

Los musos de mi vida

Llevo todo el día, no sé a santo de qué, dándole vueltas al tema de los musos. Más concretamente a los musos que he tenido a lo largo de mi vida desde que empecé a escribir. No han sido muchos, con 17 años (en menos de un mes 18) no se pueden haber tenido muchos, pero les tengo cariño, cariño de musosy como llevan todo el día en mi cabeza me apetece hablar-escribir sobre ellos. Y cuando digo hablar digo hablar, no escribir algo donde se pueda intuir que mientras lo escribo estoy pensando en alguien, no. Hablar de ellos, con nombres, con detalles, porque sinceramente, no encuentro nada más bonito que que alguien te inspire tantas cosas como para escribir por o para él.

Cuando empecé a escribir, más o menos con 12 años, escribía porque sí, porque descubrí una manera de expresarme que me apasionaba, y por eso lo hacía, sin escribir ni por ni para nadie, sólo por que tenía cosas que decir y esa era mi forma de hacerlo. Empecé escribiendo relatos cortos, pero sobretodo poesía, y si no recuero mal, en la mayoría de ellas hablaba de cosas como la naturaleza, de paisajes, y poco más. El primer relato corto que escribí hablaba sobre el miedo que me daba el cambio que iba a suponer en mi vida pasar del colegio al instituto, todos esos rollos de crecer, de dejar de ser una niña... Supongo que cosas típicas de la edad, que todos pensamos, pero yo las escribía. Tras ese texto, unos meses más tarde, llegó el instituto. Seguía escribiendo, y lo seguía haciendo exclusivamente por y para mi. Conocí a un montón de gente, hice amigos nuevos. Hice un amigo. Alfonso. Cuando lo conocí, he de decir que no me llamo en absoluto la atención a pesar de que era uno de esos chicos que causan furor, un chico de los guapos, de los populares, por así decirlo. No se como, pero acabamos haciéndonos muy amigos. Tan amigos que todo el mundo pensaba que eramos algo más. No lo eramos, aunque más tarde, años más tarde acabásemos siendolo, pero eso es una historia complicada y no viene al caso. Bueno, pues eso, que rápidamente nos hicimos muy amigos, y yo acabé hasta los huesos. Me gustaba tanto ese chico que dejé de escribir para mi (nunca del todo, sólo que mis poemas de naturaleza y todas las demás cosas pasaron a un segundo plano), y comencé a escribir pensando en él, como si los poemas o las cartas que escribía fuese a dárselas, como si le hablase a él. Y así fue como encontré a mi primer muso. No fue un muso momentáneo, pues duró mucho mucho tiempo, y reapareció entre mis otros musos muchas veces. Era taaaaaaanto lo que sentía por él y lo que me inspiraba que incluso empecé a escribir mi primera novela, narrando la historia de amor que me imaginaba con él. El sofá de María se llamaba. ¡Ay, inocente de mi! Pero bueno, las cosas cambian, la vida gira, y así, es como llegué a conocer a mi segundo muso, también dentro del instituto. A este tampoco me acuerdo como lo conocí, pero recuerdo que ese chico, Quique, me llamaba muchísimo la atención, por ningún motivo en especial, pero llamaba mi atención. Yo sólo tenía 14 años, él era un año mayor y eso me intimidaba un poco, pero no me impidió acercarme a él y hacerme su amiga. Hablábamos de un montón de cosas, de cosas de las que no hablaba con nadie más, y eso mantenía mi interés por él. Hablábamos de amor, o de lo que pensábamos que era, de arte, porque él era bailarín, hablábamos de lo que yo escribía, y también de cosas muy íntimas. Yo nunca había hablado así con un chico, y entre conversión y conversación me dí cuenta de que me gustaba. Y cómo no, empecé a escribirle. Le escribí unas cosas preciosas. Le escribí para ayudarlo, para hacerle reír, para hacerle darse cuenta de que era alguien que valía la pena. Y lo mejor de todo, él, que no sabía lo que yo sentía, aceptaba mis textos con una sonrisa, aunque si no recuerdo mal nunca se los dí directamente, pero los ponía en sitios en los que pudiera leerlos, y después siempre hacía algún comentario y entonces sabía que los había leído y que sabia que eran para él. Cuando le dije que me gustaba, también lo hice a través de un texto, con una carta que le dio una amiga por mi. No fuimos nada más que amigos, pero seguí escribiéndole desde la amistad, porque sabía que le gustaba y le ayudaba leerme. Por cosas que pasan dejamos de ser amigos y nunca más volví a escribirle.

Después de Alfonso y Quique hubo un tiempo en el que no tuve ¨muso oficial¨ pero sí que escribí algunos textos contando como me había sentido estado con otros chicos o como hacía sentir alguien que me gustaba, pero no escribía por ni para nadie, sólo contaba como me sentía yo misma, escribía sobre las cosas que me inquietaban. Escribí un montón de cosas, de temas muy variados. Poesía, relato corto, novela, teatro, guiones... Toqué todos los palos e incluso hubo un tiempo en el que dejé de escribir. Fue una temporada horrible, en serio, para mi escribir es algo importantísimo, casi como respirar, y en esa época, en la que no es que no quisiese, sino que no podía, porque estaba como congelada, lo pasé fatal.

Y por último, apareció el mas reciente de mis musos. No se si es el más especial o el más importante, pero es por y con quien me descongelé totalmente como escritora, -y como persona-. Apareció en mi vida por casualidad, cuando menos los esperaba y de alguna forma me ayudó a poner orden en mi propio kaos. Entró en mi vida y rompió todos mis esquemas, me hizo quitarme la armadura que yo misma me había puesto, me hizo sentir.  Me parecía un chico tan interesante, tan estupendo, alguien tan diferente a mi y del que podía y quería aprender taaaaantas cosas. Le conté cosas de mi que no le había contado a nadie, y él me escuchaba y me salvaba un ratito, me trataba como no me habían tratado nunca. Al poco tiempo de conocerlo ya me había enamorado de él, y la verdad, al revés de como me había pasado con otros chicos, no me asustaba en absoluto la idea de que fuese algo más. Poquito a poco se convirtió en alguien especial e importante para mi. Un día, no podía dormir y de repente estaba delante de un folio en blanco y estaba escribiendo pensando en él, en como me hacía sentir. Fue algo muy raro, porque hacía mucho tiempo que no era capaz de escribirle a nadie. Y así fue como le escribí a Miguel por primera vez. A ese texto le siguieron unos cuantos más. Unos textos que no son los mejores que tengo, pero si son los que con más cariño y más desde dentro he escrito. Pensé en dárselos, pero la verdad, me daba mucha, muchísima vergüenza que leyera unos folios en los que le decía todo lo que sentía, lo que me hacía sentir... Debí dárselos cuando tuve ocasión para que ahora no me quemasen cada vez que los veo encima del escritorio, pero bueno, los guardo con cariño, con mucho cariño. A día de hoy, todavía sigue siendo mi muso a ratos, pero ya no le escribo, es complicado.

Y esta es la historia de mis musos, la de los musos oficiales, porque desde que empecé a escribir no sólo he tenido estos 3, han sido muchos más, pero eran momentáneos, personas que veía en la calle o en una tienda y me inspiraban algo, o personas que oía en el autobús hablando con sus hijos, contándoles una historia que después inspiraba una nueva que yo escribía.

Gracias, musos.