Recuerdos de verano

Como buenas soñadoras, una vez mas, caímos en redes de afrodita, y volvimos a hacer de un chico, un objeto de sueños, y derroches de locura, amor, y sueños estando despiertas.
Volvimos a recordar el fuego de deseo, que quema en la piel, mientras refresca en el corazón. De nuevo, como tantas otras veces, nos atrevimos a atrevernos, a vivir, y a desenvolvernos. 
Ni si quiera sabíamos sus nombres, pero ya sonábamos con amores de verano. Con el aroma de su piel en la nuestra, y sudábamos cada vez que los veíamos a través de nuestra ventana. La misma ventana por la que dejábamos escapar suspiros al recordar sus nombres, y risas al imaginar como seria un segundo junto a ellos. 
Los días pasaban entre horas haciendo guardia en la ventana para volver a reír con su aparición, entre momento de piscina contemplando sus torsos desnudos al sol, riéndonos tontamente, intentando llamar su atención, buscando excusas para pasar unos centímetros mas cerca de ellos. 
El de blanco y el de verde; o al menos así los llamábamos nosotras. Solo sonábamos con poder borrar todas las huellas del corazón con ellos. Como si fuesen una capa de pintura que todo lo borrasen, y lo llenasen de color, ya no con su presencia, si no con su simple recuerdo.
Parecíamos unas locas bailando, escuchando canciones de rock y gritando su nombre mientras de un lado a otro nos balanceábamos, como intentando perder el control, para encontrar la calma, un rato después con ellos en nuestras cabezas.
Todo acabará del mismo modo que acaba la lluvia, que se acaba el alcohol en una fiesta, o las canciones bonitas en una noche de amor, pero siempre, siempre tendremos nuestros recuerdos, nuestras tardes en la piscina, nuestros intentos locos y perdidos de hablar con ellos, nuestros gritos locos cada vez que se atisbaban desde la ventana, y nuestras historias inventadas a su lado, pero sobre todo siempre nos quedará que todo eso lo vivimos la una junto a la otra.

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