SOLILOQUIO DEL OLVIDO

La vida es una cena de valientes,
las cosas que mirabas no eran nada
a pesar del calor que concedían...
Pero llega el olvido y lo demuestra,
te concede la paz y te acostumbra
a vivir sin refugios ni banderas.

Mira a tu alrededor,
las cosas giran,
el mundo está en constante movimiento...

Es tan fácil perder si estamos quietos.

Y corre, grita, huye,
encuentra un corazón en la avenida,
que la ciudad no pueda traicionarte.

Sobrevive y después coge tus dudas,
el mundo nunca entiende de equipajes...

Demasiado pesados tus recuerdos,
tus justas de otros años,
tu nostalgia y tu rabia,
tu desidia,
la pasión con que besas,
las cartas que no escribes.

Las cosas que no existen pesan más,
es otro de los giros que entenderás más tarde.

Y deja atrás tus miedos,
hoy se anuncia una guerra,
¿acaso crees que todo es previsible?,
no existe gente justa si no habitan
un interés tan justo que lo iguale.

Por eso, llegado el momento,
busca en ti, disimula,
recuerda algún poema...

No hay respuesta posible que no habite en ti mismo.

Y entonces volverás
a sonreír despacio,
no porque recuperes las cosas que perdiste,
no por ganar batallas que el mundo te negaba,
no por el éxito, o por los homenajes,
será sólo un segundo, tal vez en soledad,
un segundo que ponga las cartas en la mesa
y le dé a cada rostro el nombre que merece.

Entonces no te asustes si todos están lejos.

El amor nunca entiende de tiempos ni ciudades,
tampoco de razones para huir
de una ciudad con frío.


(De Razones para huir de una ciudad con frío)





Fernando Valverde


Por casualidad he encontrado este poema por ahí, y me he enamorado de él. (Si, uno puede enamorarse de un poema si le toca el corazón desde la primera hasta la última coma) Es como si el poeta hubiese mirando en mi interior y después lo hubiese plasmado en un poema.

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