Voy a contarte mi secreto. Sientate en mi sofá. En el sofá de María


Los dos se sentaron en el sofá y se taparon con una manta tapándose por completo, y empezaron a ver la película abrazados.

Cuando la película casi estaba acabando, y los chicos ya habían perdido todo el interés por verla, buscaron una nueva distracción, y comenzaron a besarse con ternura y desenfreno a la vez,

De los besos pasaron a las caricias. Se deshicieron de sus camisetas, y acercaron todavía más sus cuerpos. Alfonso buscó los corchetes del sujetador por su espalda. Los desabrochó tímido, y comenzó a acariciar lentamente lo que nadie antes había acariciado. María lo besó por el cuello, se agarró a su pecho, sintió los latidos de su corazón. Sintió que lo amaba, que todo lo demás le daba igual. Él siguió acariciándola, ella se dejó hacer. Se desnudaron por completo. María sabía lo que iba a pasar si seguían, pero no paró a pesar de sus miedos.

Se separaron. María quito la película del reproductor, y puso el CD que horas antes había escuchado mientras se bañaba. Alfonso buscó por el salón la caja de condones y sacó uno. Se lo mostró a María y ella asintió con la cabeza.

Volvieron a besarse, locos, enamorados, y perdidos en el deseo de quererse de otra forma.

Ella se tumbó en el sofá, él le siguió y se colocó encima. La miró. Vio en ella la chica perfecta, la que había buscado toda la vida. La amaba, y ahora se lo estaba demostrando haciendo el amor con ella, en su sofá. En el sofá de María.

Justo en el momento en el que sonaba Stand By, él entró dentro de ella.

Estaban el uno dentro de otro. Sus músculos se contraían y se relajaban.

Se dejaban querer el uno por el otro. Se acariciaban, se besaban y gemían, todo a la vez.

Un par de horas después, empapados en sudor, se abrazaban en el sofá.

Ella jugueteaba con el pelo de Alfonso y él le correspondía dándole golpes suaves en la nariz.

-Oye, ya es tarde. Mis padres estarán al caer a si que mejor nos vestimos y recogemos esto.

-A sus ordenes Lady Madrid.

María se sorprendió muchísimo-¿Lady Madrid? Hace mucho tiempo que no me llamas así.

-Bueno pues hoy te llamo así. Hoy es un día especial.

-Me encanta ese nombre, pero ¿Por qué me llamabas así?

-No me lo puedo creer. ¿De verdad no te acuerdas?

-No, pero cuéntamelo que me muero de curiosidad...

-A ver si así te suena. La estrella de los tejados, lo mas rock and roll de por aquí... –María sonrió y continuó la canción. …Los gatos andábamos colgados, Lady Madrid, pitillos ajustados…-Bueno, ¿te acuerdas ya?

-¡Pues claro que si! Lady Madrid, la canción de Pereza que me encantaba.

-Siempre la andabas cantando, me hacia mucha gracia ver como repetías una y otra vez el estribillo.

-Si, si. Tu siempre buscando alguna excusa para reírte de mi.

-Anda calla tonta, que sabes que te quiero un montón.

María le tiró un cojín a la cara y le hizo la burla.

-Si yo en el fondo también te quiero...

-¿En el fondo? Pues cuando estábamos en el sofá no pensabas lo mismo.

-¡Oye cállate que lo estropeas! Además, lo decía de broma. Yo te quiero un montón.

-Perdona… Anda, ven y dame un beso.

Se besaron tiernamente, cuando en el CD en el que antes había sonado Stand By, ahora sonaba Como lo tienes tú, de Pereza.

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