Deja que los coches te salpiquen al pasar.


Y aunque ahora camine por la cuerda floja solo estoy probando mi sentido del equilibrio.
He caido tantas veces sobre la red que hay bajo mis pies que ya no tengo miedo a los golpes, pero ¿y si algún día deja de haber una red que amortigüe la caida?
Supongo que cuando tal día llegue ya me habré dado los suficientes golpes como para haber aprendido la lección.
La vida va de golpes, de las heridas que nos causan, de la manera que los evitamos, y de la manera en la que sabemos curarlas. Es un continua lucha por avanzar, por crecer y sonreir.
Tampoco sé demasiado de lo que es bueno y de lo que no, pero lo que se seguro es que a veces necesitamos que nos vuelvas a poner debajo la red, por si caemos en picado.

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