Llueve y cala el corazón

En la calle llueve.
La lluvia esta borrando todos los corazones de tiza con los que alguien demostró su amor. Y yo camino despacito, sin prisa, dejándome mojar, pisando charcos, buscando soluciones.
A solo unos pasos de mi hay un banco, lo alcanzo y me siento. Apretó las piernas contra mi pecho e intento refugiarme del frío. Aunque por la lluvia no se puede apreciar, empiezo a llorar; y recuerdo esa tarde. La tarde en la que te intenté besar y después huí lejos de ti. Me acuerdo de las palabras que usé para decirte lo que sentía, no eran exactas, por que lo que siento por ti no se puede describir con palabras pero se aproximaban, y después tu me miraste sonriendo, pasaste tu mano izquierda por mi cintura, inclinaste la cabeza hacia mi cuerpo, y cuando llegó el momento en el que nuestros labios se rozaron, empecé a temblar y tuve miedo. Después me aparté de ti, y comencé a correr. Desde ese momento en el que empecé a correr dejándote atrás me he arrepentido. Por unos instantes me hice fuerte, y te puede decir todo lo que me haces sentir, incluso estuve apunto de besarte, pero después todo se rompió.
Al pensar esto mis pulsaciones se pausan unos segundos, y solo se oyen mis sollozos a coro con la lluvia.
La lluvia comienza a caer con más fuerza, pero yo continuo quieta, inmóvil, sigo pensado en silencio. Me concentró en las burbujitas que se forman cuando la lluvia salpica los charcos, y recuerdo tu cara. Hay estabas tu, mirándome. Mi mano se empieza a mover dibujando con el dedo el contorno de tu cara. Después vuelvo a imaginar como hubiese sido un beso tuyo, una tarde paseando a tu lado.
Derrepente noto como algo se apoya en mi hombro y me devuelve a la realidad.
Giré apresuradamente mi cuerpo para ver de qué se trataba, cuando me encontré con sus ojos, con su sonrisa, con su pelo empapado, cuando me encontré con él.
En silencio se sentó a mi lado y comenzó a hablar casi susurrando, despacito y a la vez que colocaba su mano encima de la mía y apretaba. Empezó diciendo que me llevaba buscando horas, y que sabía que estaría sentada en algún banco bajo la lluvia. Continuó diciendo que sabía que estaba ahí por aquella tarde, y que no tenía que preocuparme por lo que los demás pensaran. Después hubo un silencio, y sus dedos apartaron un mechón de mi cara. Retomó la conversación diciendo que él también tenía algo que decirme.
Yo, tímida y risueña pregunte que era lo que quería contarme, iba a continuar la frase, pero él puso uno de sus dedos sobre mi boca y me silenció. Entonces se inclino hacia mí, pasó la mano por detrás de mi cuello y acercó mi cabeza a la suya. Nuestros labios se rozaron varias veces, hasta que al fin nos besamos. Duró unos segundos, los más bonitos de mi vida, y después sus labios pronunciaron que él también me quería, y que lo dejaría todo por mi. Estábamos empapados, pero felices. Nos marchamos de allí juntos, dejando atrás ese banco en el que nos besamos por primera vez.

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