Cuerdas


-Yo un día fui al loquero.
+A si? porque? Pareces una persona cuerda.
-Ya ves que no soy todo lo que parezco, además yo prefiero no estar cuerda, que las cuerdas atan.
+Si, bueno es una forma de verlo. Pero por que fuiste al loquero?
-Por que estaba enamorada.
+Ah, y eso es motivo para ir a un loquero?
-Si.
+Ah...
-Ah? Eres idiota?
+ .... Al menos yo no estoy loca.
-Ni yo. Solo estoy enamorada, y como el amor es locura, voy al loquero.
+Todo empieza por las mismas letras.
-Acaso eso importa?
+No. Oye y de quien estas enamorada?
-De quien? ... No puedo decírtelo. Si quieres te cuento como fue la primera vez que fui al maldito loquero.
-Si quieres.. Tampoco es esencial, creo que podría vivir sin esa información.
+Callate que voy a empezar. Yo, loca enamorada llegué allí, a su sala de locos, y me senté en una silla. Todo era frío, y en cada esquina de la habitación parecía que se escondía alguna historia prohibida, de esas que no se pueden contar. Me presenté, dije mi nombre, mis años. Y después el loquero hizo preguntas. No contesté a ninguna, pasé de él.
-Entonces para que fuiste?
+Después sacó sus propias conclusiones, diagnosticó problemas donde no los hay, rompió mis esquemas, y lo mandó todo a la mierda.
-Pues vaya mierda de loquero.
+Quizás si, pero en realidad me ayudó.
-Lo dudo.
+Que si. Después de ver que el idiota del loquero no se había dado cuenta de que no estaba loca, que solo estaba enamorada, me dí cuenta de que si él no lo había sabido ver, la persona de la que yo estaba enamorada, tampoco.
-De que te sirvió llegar hasta esa conclusión?
+Me fui a casa, cogí un boli, un papel, y escribí una carta de no amor para la persona de la que estaba enamorada.
-Y que le contabas en la carta?
+No se, lo que sentía.
-Ah, pero se la distes?
+Si, bueno yo no, se la dieron por mi.
-Ah, y que dijo él?
+No demasiado, más bien no dijo nada. Nunca nos atrevimos a hablar de aquella carta.
-Entonces que pasó?
+Nada, que vino el verano, y él se olvidó de mi.
-Se olvidó de ti?
+Si, bueno no lo se, supongo que si.
-Ah, vaya idiota. No luchó por lo que quería, por que estoy segura de que él te tenía que querer aunque solo fuera un poco. Además, seguro que no se olvidó de ti.
+No lo creo.
-Si, tu fuistes valiente, le diste la carta, le contastes lo que sentias, no hicistes nada mal. A mi me hubies encantado que me escribieran una carta, aunque fuera de no amor.
+Supongo que tienes razón, pero ya me ves, sigo buscando sus seis minutos
-Seis minutos?
+Si, yo siempre esperaba seis minutos para hablarle.
-No se dió cuenta de que lo querias?
+No, y si se dió cuenta nunca me dijo nada.
+Quizás era como el loquero, que no se dio cuenta de que estabas enamorada.
-Que va a ser como el loquero, estaba muy cuerdo.
+Pues seria por eso que has dicho antes de que a los cuerdos les atan las cuerdas.
-Si eso si, y yo se cuales eran su cuerdas.
+Que eran?
-Su vida entera era una cuerda

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